Importancia del Clima - Parte II
Por: Rafael Méndez Tejeda, Ph.D.
En la primera parte de este artículo, publicado en la edición anterior, nos enfocamos en los efectos del clima en la música, los deportes, la economía, la salud y el turismo entre otros temas. En esta parte se hará hincapié en los efectos del clima en la agricultura, la política y en el crimen.
El clima afecta toda la actividad de la vida de los seres humanos. El calentamiento mundial representa una amenaza para la sociedad en distintos aspectos. La mayor frecuencia y extensión de las sequías son una amenaza para millones de personas. Son también millones las personas afectadas por la disminución en la producción de alimentos agrícolas y de la pesca. Las olas de calor, especialmente en las grandes ciudades, han causado recientemente la muerte de millares de seres, en su mayoría de los extremos de la población, como personas ancianas e infantes, así como las que sufren algún tipo de enfermedad respiratoria.
Pues bien, el clima es un recurso natural indispensable para procurarnos salud, bienestar y prosperidad. El buen manejo de esta información les permite a organizaciones y programas regionales e internacionales ayudar a la ciudadanía a planificar y adaptar sus actividades y proyectos a las condiciones previsibles, a reducir los riesgos e incrementar los beneficios socioeconómicos.
La economía de muchos países, especialmente de los pequeños estados insulares e islas pequeñas, depende del turismo. Estos países son particularmente vulnerables al aumento del nivel del mar, a la erosión costera, a la irrupción de agua salada, a la falta de agua dulce y a la destrucción del medio natural, que son algunos de los efectos perjudiciales del cambio climático.
El efecto del cambio climático en la agricultura tiene raíces históricas desde civilizaciones como la maya. Sobre este particular ha dicho el veterano arqueólogo Tom Sever: “Los mayas casi siempre son descritos como personas que vivían en total armonía con su entorno, sin embargo, nuestros estudios revelan que los mayas terminaron deforestando y destruyendo su paisaje como resultado de sus esfuerzos por ganarse la vida a duras penas en épocas difíciles”. Por otra parte, dice Robert Griffin, otro investigador de NASA: “Nosotros creemos que eso fue lo que ocurrió, los mayas arrasaron con extensas porciones de tierra cultivándolas en exceso”. La sequía no sólo hizo que fuera difícil cosechar alimento suficiente, sino que también habría provocado que fuera más difícil para la población maya almacenar agua suficiente como para sobrevivir durante la temporada seca.
“En caso de las ciudades, trataron de mantener una reserva de agua que durara un período de 18 meses”, dice Sever. “En Tikal, por ejemplo, había un sistema de represa que contenía millones de galones de agua. Sin suficientes precipitaciones, las reservas se secaron”. La sed y la hambruna no colaboran para mantener feliz a una población. Como dice la expresión: lo demás es historia.
Pero no sólo ocurrió con la civilización maya. En el caso de la egipcia, en el artículo titulado “Nile Delta vegetación response to Holocene climate variability”, se explica que las personas que investigaron analizaron el polen de 7,000 años y encontraron una disminución en él y, por lo tanto, cambios drásticos en la vegetación de la zona, lo que ocasionó bajas en los niveles del caudal del río Nilo. Pero las sequías y las inundaciones están registradas desde tiempos antiguos. Uno de los primeros registros de sequías, que comenzó 3,000 años antes de Cristo, cuando se produjo la unificación del alto Egipto y el bajo Egipto, la asocia a la caída del reino de Ugarit, porque ocasionó una gran hambruna que se extendió a Babilonia, lo que demuestra de qué forma el clima ha sido protagonista de cambios civilizatorios desde la antigüedad hasta nuestros días.
Más recientemente, en octubre de 2012, todas las encuestas realizadas en Estados Unidos presentaban un virtual empate entre el candidato demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney, sin embrago, la llegada del huracán Sandy dio un gran giro al evento eleccionario. A partir de la llegada del huracán, el presidente Obama tuvo una mayor exposición durante la crisis. Su desempeño durante este fenómeno influyó grandemente sobre todo en los estados del este, dándole una marcada ventaja en las encuestas luego del paso del fenómeno meteorológico.
El clima ofrece también la posibilidad de fuentes de energía renovable y no contaminante como la energía solar y la eólica. El conocimiento del clima de una región determinada puede ayudar a las personas agricultoras y ganaderas a mejorar el rendimiento de sus cultivos y de su ganado. Esto hace que la variabilidad en el rendimiento de los productos agrícolas produzca cambios importantes en su oferta, provocando también importantes variaciones en los precios del mercado ocasionados por la oferta y la demanda. Como resultado de todo ello, la agricultura se enfrenta cada año a una marcada incertidumbre en lo que se refiere al nivel de la producción y, también, a su valor de mercadeo.
El clima es muy importante hoy día para planificar el desarrollo económico teniendo en cuenta la producción energética. En este aspecto, en la medida en que los gobiernos puedan gestionar bien el manejo de sus fuentes de energía renovable (sol, viento, olas del mar, etc.), podría disminuir el costo de energía, reduciendo o eliminando el uso de combustibles fósiles, lo que a su vez, se traduce en ahorros y en una mejor calidad de vida.
Conocer más sobre la evolución del clima es esencial para profundizar en el conocimiento del complejo sistema atmosférico de la Tierra. La recopilación y distribución entre las personas usuarias de los datos y la información climática permiten planificar mejor las actividades de la sociedad a corto y a mediano plazo. Es responsabilidad de los Servicios Meteorológicos nacionales mantener informado al público sobre el estado meteorológico y del medio ambiente. Cada día el uso de radares, satélites, centros de cómputos, entre otros recursos, permiten realizar pronósticos con mayor exactitud, lo que redundará en una mejor seguridad ciudadana.
Por otra parte, es importante tener en cuenta otros usos que pueden tener los datos climáticos, como ocurre en la investigación policial. Las personas que investigan la escena de un crimen necesitan tomar la temperatura de un cadáver para calcular el tiempo de la muerte. Un cuerpo a temperatura ambiente se enfría a un ritmo constante. Las temperaturas extremas y la humedad aceleran la descomposición y hacen que sea difícil obtener un cálculo exacto. Las temperaturas extremas, en ese caso muy frías, pueden disminuir la rapidez de descomposición de los cuerpos y hacer que se enfríe más rápido de lo habitual. Por tal razón, el ritmo de descomposición está altamente relacionado con la región o zona climática y el momento, es decir, el lugar y la hora en que haya ocurrido el deceso.
En lo que respecta a la criminalidad, el clima adverso aumenta la violencia, tanto en la cantidad de crímenes entre individuos, como en la de conflictos bélicos, disturbios o guerras. Esta es la principal conclusión de una investigación realizada en las universidades de Princeton, Cambridge y Berkeley en Estados Unidos y que fuera publicada en la revista científica Science, en agosto de 2013. Edward Miguel, uno de las personas investigadoras principales de ese estudio, dice a este respecto: “Una posibilidad puede ser que el nivel de hostilidad haya aumentado, ya que cuando hace más calor, la neurofisiología nos predispone más hacia la violencia y otra causa puede ser económica, ya que en países muy agrícolas, el calor o las lluvias intensas pueden arruinar la cosecha y provocar desesperación que desemboque en violencia”.
En el caso del cambio climático, algunos modelos predicen un aumento de 2 ºC en la temperatura global en los próximos 50 años. De acuerdo con este estudio, el aumento de tan solo 2 ºC puede aumentar hasta en un 50% el número de guerras civiles, especialmente en las zonas tropicales y en regiones donde la sequía pueda impactar la producción agrícola y afectar el ganado en general.
Por estas razones, en fin, es tan importante educar sobre el fenómeno del cambio climático y los posibles efectos sobre la población. Esto contribuirá a aumentar la capacidad de resiliencia, que se define como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite; habilidad de recuperarse de una catástrofe y de predecir brotes violentos. De la misma forma, la educación puede contribuir a prevenir la propagación de enfermedades y epidemias generadas por los cambios en el clima.