Amig@s del Bosque de Toro Negro: al rescate de la memoria y conservación del patrimonio comunitario
Por: Fernando Silva Caraballo
Instituto de Ciencias para la Conservación de Puerto Rico, InCiCo
Amig@s del Bosque de Toro Negro es una organización sin fines de lucro y no gubernamental que se estableció con la visión de servir de modelo de desarrollo socioeconómico comunitario, aprovechando y conservando responsablemente los recursos naturales y culturales del Bosque Toro Negro.
Sus integrantes son residentes de las comunidades vecinas del Bosque de Toro Negro, que adoptaron la misión de rescatar la memoria y la identidad natural y cultural del patrimonio de las comunidades de este bosque y de desarrollar su valor educativo y su potencial económico sostenible, responsable y desde la comunidad.
El grupo fomenta experiencias educativas y turísticas que inspiren aprecio en el visitante y solidaridad con la riqueza patrimonial que distingue al Barrio Ala de la Piedra y al Bosque de Toro Negro. Además, conserva su valor para el bienestar de esta y futuras generaciones.
Los Amig@s del Bosque de Toro Negro participan también del Aula Itinerante de Turismo Patrimonial dirigido por el Instituto de Ciencias para la Conservación de Puerto Rico, InCiCo. El Aula es un programa de formación y desarrollo en el cual se estudia la historia natural y humana que distingue el barrio de Ala de la Piedra. A sus participantes se les capacita para emprender iniciativas socioeconómicas de turismo patrimonial. En este artículo compartimos algunos de los hallazgos del estudio que han realizado los Amig@s del Bosque de Toro Negro sobre el patrimonio natural y cultural de Ala de la Piedra en el Aula Itinerante de Turismo Patrimonial.
El Barrio Ala de la Piedra de Orocovis
El Barrio Ala de la Piedra está en el extremo suroeste del municipio es el más lejano al pueblo. Por el este, se encuentra con los barrios Bauta Abajo y Cacao. Este barrio es la frontera de Orocovis con cuatro municipios: Villalba, Juana Díaz, Jayuya y Ciales. De los 16 barrios de Orocovis, Ala de la Piedra es el tercero en extensión territorial. Su población total es la más baja del municipio (419 personas en el 2010) después de Collores que es el barrio más pequeño de Orocovis.
Dentro de los límites del barrio Ala de la Piedra coinciden dos de los tres segmentos del Bosque Estatal de Toro Negro: Doña Juana y Matrullas. Más adelante veremos algunas de sus repercusiones y significados.
El Bosque Estatal de Toro Negro y el Área Recreativa Doña Juana
En el 1934, la Comisión Nacional de Reserva Forestal aprobó la adquisición de terrenos para establecer la unidad forestal Toro Negro. En junio 4 de 1935, mediante una proclama presidencial de Teodoro Roosevelt, cambia oficialmente el nombre de Bosque Nacional El Yunque al de Bosque Nacional del Caribe, para incluir los nuevos terrenos que comenzaban a adquirir para la nueva unidad del Bosque de Toro Negro. Es decir, que en ese momento, El Bosque Nacional del Caribe estaba formado por la unidad de Luquillo (El Yunque) y la de Toro Negro.
También en el 1935, se estableció en Puerto Rico La Administración para la Reconstrucción de Puerto Rico conocida como la Puerto Rico Reconstruction Administration (P.R.R.A), se creó un servicio forestal adicional al que ya existía en el Departamento de Agricultura y Trabajo de Puerto Rico y se utilizaron nuevos fondos para adquirir terrenos de bosques. Con estos fondos se establecen otros bosques y más terrenos para ampliar la cabida del bosque de Toro Negro.
El 21 de mayo de 1962, el Servicio Forestal Federal finalmente transfirió las 6,700 cuerdas del Bosque de Toro Negro al Departamento de Agricultura del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (ELA) a cambio de otras 1,614 cuerdas de otros terrenos que el ELA había adquirido anteriormente con fondos de la P.R.R.A. en los alrededores del Yunque.
Los motivos originales para establecer el Bosque de Toro Negro responden a la necesidad de aprovechar los recursos madereros disponibles, pero sobre todo, proteger la extraordinaria producción de agua en esta zona y conservar los suelos de sus escarpadas montañas, los cuales estaban expuestos y muy empobrecidos por su uso intensivo en la agricultura, la ganadería y la producción de carbón.
Además, entre el 1910 y la década del 1930, se realizaban obras de infraestructura en los principales ríos y quebradas de la zona para capturar, desviar y conducir las aguas de varios ríos y quebradas hacia los valles agrícolas del sur de la Isla y más tarde, para la producción hidroeléctrica. Por lo tanto, establecer el bosque de Toro Negro en esa zona contribuiría significativamente a proteger la principal fuente de abasto de agua de este importante sistema de riego e hidroeléctrico del sur.
Hoy el Bosque de Toro Negro, dentro de sus más de 8,200 cuerdas, incluye las montañas más altas de Puerto Rico y tiene representación de cuatro diferentes tipos de bosque. Su clima particular, su elevación y la escasa población y actividades agrícolas son algunos de los factores que favorecen condiciones ideales para sostener una muestra importantísima de los ambientes naturales y la vida silvestre característica de las tierras más altas de la cordillera central de la Isla.
Infraestructura y usos recreativos del Bosque Estatal de Toro Negro
El Área Recreativa Doña Juana fue parte de las primeras obras que se desarrollaron en el bosque hace más de 75 años. Estas fueron y continúan siendo las facilidades principales de recreación, exploración y disfrute para las personas visitantes del Bosque de Toro Negro. Entre las facilidades existe una piscina que se alimenta exclusivamente de las aguas de la Quebrada Doña Juana, más de 8 gazebos para pasadía, con mesas, bancos y barbacoas, área de acampar y un histórico sistema de caminos y veredas.
Los caminos y veredas más conocidas en el Área Recreativa de Doña Juana son el Camino El Bolo y la vereda que conduce a una torre de piedra en la cima del Cerro Doña Juana. Esta torre de observación recreativa y de estilo medieval fue construida a 3,500 pies de altura y representa la torre de observación de mayor elevación en todo el territorio de Puerto Rico.
Todas estas obras fueron construidas por jóvenes residentes de la región que trabajaron para los Cuerpos Civiles de Conservación en el “Campamento Doña Juana”, hace 80 años. El campamento estuvo localizado en la zona donde hoy se encuentran las oficinas administrativas del Bosque de Toro Negro. Además, fueron también estas personas jóvenes y más de 150 familias campesinas que vivieron dentro del bosque, mediante acuerdos formales con el Servicio Forestal Federal, las responsables de reforestar las tierras desnudas de Toro Negro entre la década del 1930 y 40 con más de 5 millones de árboles, utilizando, con diversos grados de éxito, más de 30 especies nativas de Puerto Rico y de otras regiones tropicales del mundo.
El sistema de riego e hidroeléctrico en Ala de la Piedra y su relación con el Bosque de Toro Negro
Entre el 1910 y 1915 se construyeron las obras del Distrito de Riego del Sur de Puerto Rico. En el barrio Ala de la Piedra se incluyeron dos pequeñas represas que llevaban el agua por túneles y canales cerrados a un punto común a orillas del Río Toro Negro. Desde allí salían dos tubos protegidos por túneles que, atravesando las montanas, desviaban el agua hacia el sur bajando por los empinados riscos de la divisoria hasta el Río Jacaguas en Villalba. Este río suplía el agua al embalse de Guayabal, cuyo propósito era alimentar el canal de riego de Juana Díaz que le servía agua a las plantaciones de caña de azúcar en los terrenos del valle hasta el Río Jueyes de Salinas. Simultaneamente, otro sistema de riego se construía en las montañas de la Sierra de Cayey, que obtenía el agua de los embalses de Carite y Patillas para proveer riego a las plantaciones de caña en el valle desde Arroyo hasta Salinas.
Más tarde, entre el 1928 y el 1931, se construyó el embalse El Guineo, que represa el cauce del Río Toro Negro. A este le siguió en 1934 el embalse de Matrullas en el cauce del Río Matrullas. Es por eso que la razón de ser del Bosque de Toro Negro tuvo como propósito fundamental la protección de las cuencas altas del Río Toro Negro y del Río Matrullas, así como de las cuencas inmediatas a estos dos embalses. Hoy todavía son una fuente indispensable para los remanentes funcionales del sistema de riego del sur y para el sistema hidroeléctrico de Toro Negro, que se incorporó desde el 1937 y que desde entonces suple la electricidad a una parte de esta región.
Nota final
La iniciativa de Amig@s del Bosque de Toro Negro, además de poner al descubierto la memoria de la riqueza patrimonial de su barrio y del bosque de Toro Negro, en particular, se propone con ello desarrollar un centro comunitario para la recreación y educación ambiental y para el turismo patrimonial. Para poner en marcha sus planes, está negociando con el Municipio de Orocovis y el DRNA la transferencia de las responsabilidades del Área Recreativa Doña Juana desde donde podrá proveer los servicios educativos, interpretativos y de turismo patrimonial para visitantes locales e internacionales.
Con este esfuerzo, Amig@s del Bosque de Toro Negro apuesta a dar un ejemplo de cómo generar una economía propia y próspera a partir del uso y el aprovechamiento de su riqueza patrimonial y, con ello, transformar la realidad socioeconómica de comunidades que han quedado al margen del proyecto económico de Puerto Rico que hoy colapsa por razones también al margen de estas comunidades.
La esperanza de la conservación de nuestro patrimonio natural y cultural reside en la voluntad, compromiso y acción concertada de las comunidades organizadas y preparadas, y no en las instituciones tradicionales y corporativas gubernamentales o no gubernamentales. En todo caso, estas últimas deberán, de una vez y por todas, promover el fortalecimiento de las primeras, abrirles el paso y facilitar y respaldar su autogestión para que la reconstrucción y recuperación de Puerto Rico tenga un futuro más prometedor.