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Un repaso de la infraestructura del manejo del agua

Por: Juan A. González Moscoso

La infraestructura es esencial para sostener el desarrollo socio-económico de Puerto Rico. En lo que respecta al agua, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) es la agencia responsable del manejo y tratamiento del agua, elemento esencial para la sobrevivencia y para la mayoría de las actividades relacionadas con el funcionamiento de la sociedad. La visión actual de la AAA invoca esta responsabilidad: “Lograr que Puerto Rico cuente con un sistema de suministro de agua y alcantarillado que promueva una calidad de vida saludable y una economía sólida en el presente y para generaciones futuras.”

La extensión del servicio de la AAA es de 617 millones de galones por día (mgd) de agua potable servida al 98% de la ciudadanía residente en la Isla (aproximadamente 3.6 millones de habitantes). Esta extensión incluye una extensiva red de activos físicos que incluye 130 plantas de filtración, 328 pozos profundos, 12,400 kilómetros de tuberías de agua potable, 1,679 tanques de almacenaje y miles de estaciones de bombeo y válvulas. Como resultado, el manejo de la red de plantas de tratamiento y del sistema de distribución de agua potable y usada es de alta complejidad.

Como es bien sabido, la infraestructura de la Autoridad se encuentra en un periodo de estrés debido a retos presentes y futuros. De una parte, el sistema de agua es una estructura de complejidad técnica en cuanto al mantenimiento de los activos físicos, lo que dificulta controlar por completo los costos operacionales. Por otro lado, las agencias federales y estatales, y la ciudadanía en general, exigen un cambio hacia prácticas costoefectivas que resulten en tarifas justas, altos parámetros de calidad de agua, procesos transparentes y un manejo consciente de los recursos de agua. Además, se esperan desafíos futuros debido a factores internos, tales como el deterioro de la infraestructura y la limitación de fondos, así como factores externos como la incertidumbre del impacto que tendrá el cambio climático, las tendencias poblacionales y otras variables.

Ante estos retos es imprescindible que se desarrollen políticas públicas que los atiendan. No obstante, es importante manejar la complejidad para hacer viable la implantación de las políticas y fomentar la sostenibilidad del recurso de agua en Puerto Rico. El concepto Infraestructura del Ciclo de Agua (ICA) como política central de Puerto Rico ofrece una iniciativa para lograr que el manejo urbano del agua produzca un beneficio a la sociedad y al ecosistema, mientras se aumenta la resiliencia a las incertidumbres futuras.

Varias fuentes literarias coinciden en que las Infraestructuras del Ciclo de Agua son el conjunto de sistemas que simulan el ciclo hidrológico natural del agua con la intención de reducir el impacto de la huella urbana. Este acercamiento no se limita a un sistema de infraestructura que opera las diferentes secciones de la cadena del valor de la infraestructura de agua (embalses, distribución, tratamiento, saneamiento y disposición), ni sigue el acercamiento típico lineal, fragmentado e inflexible, de tomar, crear y desechar. Las ICA han evolucionado para operar en un ciclo cerrado en donde se combinan integradamente sistemas centralizados y descentralizados de la distribución del agua potable y sanitaria, en combinación con la introducción de la regeneración y reúso de agua, el manejo de escorrentías y cosecha de agua de lluvia y los sistemas distribuidos de agua. Es con estos acercamientos que se aumenta el valor del recurso al lograr una estabilización financiera, la conservación de agua, el manejo de energía, el control de inundaciones y la recuperación de nutrientes.

Algunas técnicas incluyen:

  • Desarrollo de bajo impacto (Infraestructura Verde)

  • Control de demanda (Programas de Sistema de bajo flujo -inodoros, máquinas de lavar, etc.)

  • Tratamiento de aguas usadas para usos diversos (ej. agricultura)

  • Generación de energía termal, mecánica o eléctrica como resultado de los procesos de tratamiento

  • Recuperación de nutrientes, en particular fosfato, del tratamiento de aguas usadas

  • Separación de las fuentes de descargas humanas (aguas grises, amarillas y negras)

 

En varias ciudades del mundo, la transición a estos sistemas se logró debido a factores que van desde la necesidad extrema del recurso de agua hasta el impulso social e institucional de adoptar esta política. Los niveles de implementación varían según el país, sus ciudades y su escala. Se pueden observar comunidades descentralizadas, así como sistemas desarrollados en mega ciudades. Ejemplos de ICA comprenden a Ámsterdam, Londres, Melbourne y Singapur.

Cada una de estas ciudades ha evolucionado paulatinamente según los impulsores internos y externos. En Ámsterdam, la compañía de agua Waternet se convirtió en la única compañía del país que maneja el sistema del ciclo de agua y sus esfuerzos se dirigen a cerrar el círculo de agua, incluyendo la producción de fosfato de las aguas tratadas para la venta de fertilizante. La compañía de Londres, Thames Water, se enfrenta a dos retos cruciales en su infraestructura: un crecimiento poblacional que amenaza con la escasez de agua después del 2020 y una infraestructura que promedia 90 años, lo que resulta en fugas estimadas de 50%. Por presión de la ciudadanía y por exigencia de las reglamentaciones ambientales, Thames Water descartó la opción de construir nuevos embalses para aumentar la capacidad de almacenamiento y se dirigió a considerar las aguas usadas, manejar la demanda y reducir la pérdida de agua a través de “Smart Metering”.

La necesidad extrema de agua en Melbourne y Singapur, llevó a sus respectivas compañías de agua a integrar las ICA. A la misma vez, estas ciudades incorporan nuevas políticas para la infraestructuras de agua. Una de estas políticas es la “Water Sensitive City”, la cual busca sinergia entre el contexto urbano, el paisajismo y el ciclo urbano del agua, reconociendo los valores y aspiraciones de la comunidad. Simultáneamente, se establecen comunidades, organizaciones e infraestructura resiliente antes los futuros cambios.

Es importante reconocer la complejidad de lograr una ICA para la AAA. Manejar tal sistema resulta en un proceso evolutivo en el que se requiere innovación sociotecnológica (institucional, económica y técnica) para alcanzar la capacidad de manejo del agua. En las ciudades mencionadas, han surgido otras prácticas acompañadas por avances de las entidades responsables y una necesidad constante del agua, a diferencia de la necesidad variable en Puerto Rico. Estas políticas incluyen las políticas de manejo integrado de los recursos de agua, las prácticas sustentables del manejo de aguas pluviales y la participación ciudadana en la toma de decisiones.

Las políticas internas de las compañías de agua han requerido también procesos evolutivos en la gobernanza de la infraestructura. Por ejemplo, se ha desarrollado la gestión de activos físicos como disciplina que, además del mantenimiento de los activos, incorpora un proceso sistematizado que utiliza el riesgo como base y enfoca en el aspecto estratégico, táctico y operativo de los sistemas. Esta integración de la organización y su entorno busca lograr decisiones transparentes y óptimas en el rendimiento específico de estas estrategias de una manera segura, socialmente beneficiosa y ambientalmente responsable.

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