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La gran planta eléctrica virtual renovable de Puerto Rico

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Javier Rúa-Jovet
Principal Oficial de Política Pública, Asociación de Energía Solar y Almacenamiento de Puerto Rico (SESA-PR)

Antes del huracán María, menos de 10,0000 boricuas contábamos con sistemas solares interconectados a la red de AEE, pero casi todos sin baterías. Hoy, según información oficial pública y certera consistentemente suplida por LUMA, la red cuenta con sobre 30,000 de estos sistemas, el número crece en sobre mil quinientos sistemas mensuales con tendencia alcista y fundamentalmente todos se instalan con al menos una batería -y muchos con dos o más-. Asimismo, sistemas solares pre-María, como el mío, se están poniendo al día rápidamente mediante retrofits de baterías. En Puerto Rico, las baterías solares son sinónimo de energía estable, confiable y resiliente para sostener la operación de nuestros hogares y negocios, para mantener nuestra calidad de vida y para salvaguardar la vida humana misma.  

No obstante, su mayor potencial beneficio colectivo permanece latente: las baterías distribuidas pueden hoy controlarse y descargarse coordinadamente cuando la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) lo solicite, para beneficio de todas las personas abonadas. Este concepto de flotas de baterías distribuidas agregadas se conoce como plantas de energía virtuales (o VPPs, por sus siglas en inglés) y diversas entidades presentes en la isla ya las operan en múltiples jurisdicciones.

Dicho de otra forma: Puerto Rico ya ha construido una gran planta virtual de energía renovable que hubiese reducido los recientes apagones atribuidos al “déficit de generación” de la AEE, los cuales invariablemente ocurrirán nuevamente, y en cualquier momento. Esta planta de energía no es un complejo único a escala industrial, sino más bien una red de decenas de miles de baterías cargadas con energía solar en todo Puerto Rico. Esta VPP ignorada tiene hoy mayor capacidad que las unidades de emergencia (‘peakers’) de Daguao, Aguirre, Palo Seco, Costa Sur, Jobos, Yabucoa y Vega Baja, y en el futuro muy cercano, dada su tasa observada y predecible de crecimiento, será de mayor capacidad que todas las unidades de pico del país, juntas. En fin, esta VPP puede acabar con los apagones persistentes que nos flagelan desde antes del huracán María, agravados ante la incapacidad persistente de la AEE de garantizar capacidad suficiente de generación eléctrica.  

La gran mayoría de las sobre 30.000 baterías desplegadas en Puerto Rico desde María cuentan con 13.5 kilovatios hora (kWh) de capacidad utilizable y pueden descargar de forma sostenida y continua de 5kW a 7kW. Una descarga coordinada de 1 hora a 5KW por solo 20,000 de estas baterías equivale a una planta pico de 100MW, operando por una hora. Como mencioné, varias entidades en la isla han desplegado y operan exitosamente VPPs en otras jurisdicciones. Estas ‘compañías agregadoras’ contratan con la utilidad y ponen a disposición un porcentaje de cada una de las baterías en su flota para que descarguen coordinadamente a la red, a petición de la utilidad. 

Las VPP siempre constituyen un ahorro sustancial para todos los abonados y abonadas, y son fundamentalmente gratuitas para la utilidad, particularmente en comparación con el gasto injustificable de operar las plantas de energía más sucias, ineficientes y costosas de la AEE.  Además, las personas consumidoras que optan por participar en una VPP siempre son compensadas razonablemente por el porcentaje de su batería destinado a brindar servicios a la red, incluida la estabilización de voltaje y la prevención de apagones.  

La implementación de una VPP también ayuda a evitar otros costos sociales inmensos: todos los hogares -tengan o no sistemas de resguardo- siempre permanecen energizados, las telecomunicaciones nunca caen, los alimentos siempre se mantienen refrigerados, los hospitales permanecen en funcionamiento y los comercios continúan operando e impulsando la economía, etcétera. Y todo se logra sin malgastar un solo centavo público en generación sucia y costosa basada en fuentes fósiles.

No existen obstáculos tecnológicos a las VPPs. Por ejemplo, hoy todas estas baterías solares están programadas y tienen las capacidades de comunicación integradas para cargarse completa y rápidamente de la red cuando el National Weather Service emite una alerta de tormenta. Lo único que hay que hacer es invertir esa operación para que lo que ocurra sea una descarga a la red y que ese mensaje provenga de la AEE. Lo único que falta hoy es voluntad para que la Autoridad comience a requerirle descargas a estas compañías agregadoras. De hecho, el mensaje de la AEE a la agregadora puede ser aún más simple: un correo electrónico autorizado, una llamada telefónica oficial, o meramente calendarizar descargas en horas pico. Cualquier complejidad la maneja la compañía agregadora, no la utilidad.  Toda la tecnología para la operación de una VPP básica está lista y desplegada hoy y las mejoras que en el futuro se hagan a la red solo habrán de multiplicar los beneficios colectivos que estas VPPs podrán ofrecer, incluyendo la integración de los cientos de automóviles eléctricos que ya se empiezan a ver por nuestras carreteras y cuyas baterías equivalen a más de cinco baterías residenciales con estas características.

El Negociado de Energía de Puerto Rico, nuestro regulador independiente, ha ordenado a la AEE que procure y utilice a corto plazo y como prioridad al menos 150MW de recursos de VPP, de conformidad con el ineludible mandato estatutario de lograr 40% de generación renovable al 2025 (ver la Ley 17 de 2019, conocida como la Ley de Política Pública Energética de Puerto Rico y la decisión del Negociado de Plan Integrado de Recursos, que implementa elementos claves de esta Ley). Pero ese proceso de adquisición lleva largos meses de retraso e incertidumbre. Y la incertidumbre crece ante los constantes cambios de mando y visión en la AEE. El regulador, no obstante, mantiene su movimiento en la dirección correcta, al punto de que ha anunciado que asumirá control aún más directo del proceso, ante la persistente actitud de la AEE de evadir el mandato pro-renovables legislado, la cual nos mantiene en un estado de adicción persistente al petróleo y sus derivados para más del 97% de nuestra generación eléctrica.

Repito: Puerto Rico ya ha construido una inmensa y creciente planta eléctrica virtual renovable de cientos de megavatios compuesta por decenas de miles de baterías solares distribuidas a través de toda nuestra isla. Esta VPP puede ayudar a evitar el próximo apagón. Puede proteger nuestras vidas y nuestra economía hoy. Es un imperativo moral y jurídico de todos los puertorriqueños y puertorriqueñas de buena voluntad activar esta VPP ya. 

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