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ISLAS, ISLOTES Y CAYOS DEL ARCHIPIÉLAGO PUERTORRIQUEÑO

Por: Ariel E. Lugo, Maya Quiñones y Olga M. Ramos González

USDA Forest Service Instituto Internacional de Dasonomía Tropical

El archipiélago puertorriqueño (el Archipiélago, Figura 1) se compone de aproximadamente 660 islas, islotes y cayos (islas: ver recuadro) que ocupan aproximadamente 8,937.62 km2. Puerto Rico es su isla más grande: sobre 600 millones de veces más grande que su cayo más pequeño (un cayo cubierto de manglares en el sur de Salinas) con un área de 0.001434 hectáreas (Figura 2). El área de la isla promedio en el Archipiélago (la mediana) es de 0.1405 hectáreas. El Archipiélago es dinámico, con su costa siempre cambiante debido a procesos naturales como la erosión o el depósito de sedimentos y también a la actividad humana. Además, la actividad tectónica y los cambios en el nivel del mar transformarán el número y distribución de islas en él.

isla: porción de tierra rodeada de agua

islote: pequeña isla despoblada

cayo: isla pequeña, llana y arenosa

Los archipiélagos son grupos de islas aledañas en un cuerpo de agua, ya sea en el océano, el mar, un lago o un río. Al igual que muchos otros en el mundo, el de Puerto Rico es de origen volcánico. Sus formaciones rocosas más antiguas datan del periodo Jurásico hace 150 millones de años. Mediante la actividad volcánica submarina y el movimiento de las placas tectónicas, se movió, sumergió y afloró el terreno, formando la geografía que observamos hoy día, incluyendo las formaciones calizas que dominan algunas de sus islas y cayos.

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Los siguientes cinco factores son relevantes para la conservación del Archipiélago.

Aislamiento y endemismo:

La comunidad biólogica boricua designa a la isla e islotes de Mona como las Galápagos del Caribe, en alusión a las famosas Islas Galápagos donde Darwin desarrolló sus teorías sobre la evolución. El mar aísla las plantas y los animales isleños. El aislamiento de poblaciones es uno de los elementos más importantes en la evolución de las especies; mientras más tiempo una población permanezca aislada de otras poblaciones de la misma especie, más oportunidades tiene de evolucionar. Por otro lado, el área de una isla es proporcional al número de especies que sostiene, lo que lleva a que cada isla tenga su propia biodiversidad de acuerdo con su tamaño y tiempo de aislamiento. Su condición de aislamiento lleva a que muchas islas desarrollen variedades y especies únicas conocidas como especies endémicas por solo encontrarse en islas particulares. En Mona, viven reptiles, anfibios, insectos, árboles y otras plantas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Especies naturalizadas:

En 1868, el gobierno español introdujo cerdos y cabras a Mona. Éstas son especies naturalizadas, o sea, especies no nativas que se han adaptado exitosamente a su nuevo medio ambiente. Los ratones y las mangostas también se naturalizaron en el Archipiélago, pero su introducción no fue deliberada. Al día de hoy, las islas del Archipiélago contienen más especies de plantas y animales que las que contenían antes de la llegada del ser humano. Sin embargo, los seres humanos también causaron extinciones de especies, incluyendo especies endémicas como el perezoso terrestre puertorriqueño y la jutía puertorriqueña. El ser humano altera los hábitats y las condiciones ecológicas y promueve el movimiento de especies de un lugar a otro acelerando la naturalización. El proceso de naturalización, combinado con el proceso de sucesión—los cambios en las comunidades de plantas y animales a través del tiempo— resulta en la formación de comunidades nuevas o noveles en las que las especies nativas e introducidas se entremezclan formado comunidades estables. La naturalización es un tema especialmente importante para las islas. Una teoría indica que las islas oceánicas tienen más especies de plantas naturalizadas que las áreas continentales. Se cree que esto se debe a que las islas, debido a su aislamiento, contienen un número de especies nativas menor a la cantidad real de especies que pueden sobrevivir en su medio ambiente.

La erradicación de especies se utiliza para controlar o tratar de eliminar poblaciones de especies introducidas. Algunos ejemplos de nuestro Archipiélago incluyen la erradicación de ratones, iguanas, caimanes, árboles de melaleuca, el pino australiano y la leucaena. Poblaciones realengas de gatos, perros, cabras, mangostas, monos y cerdos también son blanco de los programas de erradicación. Cuando se utilizan sustancias químicas dispersadas en el ambiente para eliminar algunas de estas especies, ocurren efectos secundarios a especies nativas que no son el blanco de la erradicación.


Usos de las islas:

Durante los últimos 500 años de historia, después de la llegada de los pueblos europeos, los usos de terreno han transformado la geografía de muchas de las islas: desde la Isleta de San Juan, -ciudad portuaria fortificada, urbanizada y conectada por un puente a la isla grande-, hasta Mona, -la cual se utilizó para múltiples propósitos, incluyendo la minería de guano, la agricultura, la caza, proyectos militares, la producción y extracción de madera y otros más. Durante la década del 1970, se propuso ubicar sin éxito en Mona un súper-puerto de hondo calado. La propuesta cambió el nivel de protección de la isla. Mona era un Bosque Estatal, el status de conservación más seguro dentro del sistema jurídico de Puerto Rico. La Legislatura de Puerto Rico le quitó la designación de Bosque Estatal a Mona para facilitar la ubicación del súperpuerto. Cayo Santiago, La Cueva y Guayacán se utilizaron para estudiar el comportamiento de varias especies de monos. Los cayos tenían verjas electrificadas para prevenir que escaparan. Sin embargo, las investigaciones se descontinuaron, varios monos lograron fugarse y se han naturalizado en áreas de Puerto Rico. Cayo Guayacán ahora se conoce como Monkey Island y es un atractivo turístico. En Magueyes, la Universidad de Puerto Rico (UPR) tiene instalado uno de los laboratorios marinos más prestigiosos del mundo. Caja de Muertos, Icacos, Ratones, Gilligan y Palomino son ejemplos de islas utilizadas para la recreación. En Caja de Muertos se establecieron concesiones y modalidades de uso para minimizar los efectos de la actividad humana. En Gilligan se establecieron veredas submarinas, requerimientos para el amarre de botes y límites en el número de personas que pueden estar en la isla simultáneamente. Culebra, Vieques, Desecheo y Mona se utilizaron para prácticas militares que dejaron una huella ecológica que durará por siglos. Isla de Cabras se utilizó para prácticas de tiro y se conectó con Puerto Rico, terminando su aislamiento. En Isleta Marina se ubicó un condominio que ocupa toda la isla y Cayo Norte se privatizó. Todas las islas bajo uso recreativo tienen el mismo problema de sobreuso. A la larga el uso excesivo degrada el recurso y deteriora la calidad de la experiencia con la naturaleza que buscan las personas usuarias.

 

Actividad científica:

Las islas siempre han atraído la actividad científica, como el estudio de la dinámica de poblaciones de hormigas del fenecido Dr. Juan Torres, del Recinto de Bayamón de la UPR. Él estableció que 87 especies de hormigas en 44 islas no estaban estabilizadas como se creía, sino que el número de especies de hormigas crecía debido a la inmigración de nuevas especies y a su baja tasa de extinción.

Los científicos y las científicas han estudiado los procesos ecológicos que explican cómo las plantas y los animales de Mona interactúan con su ambiente y entre sí. Por ejemplo, los lagartijos en Monito duermen en perchas más altas que en otras islas debido a la presión de depredación que ejercen los ratones. Este ajuste ayuda en la coexistencia de estas dos especies. Similarmente, la dieta de frutas de las cabras e iguanas favorece la dispersión de semillas de algunas especies de árboles sobre otras, lo que a la larga favorece el establecimiento de comunidades de plantas y herbívoros que dependen unas de otras. También se han estudiado los mecanismos por los cuales las plantas de Mona pueden sobrevivir en suelos con poca fertilidad y con sequía.

El cuadro que emerge de los múltiples estudios en el Archipiélago es el de comunidades de plantas y animales que funcionan en sincronización con las condiciones ambientales de las islas. A través del tiempo, el ser humano ha intervenido y continúa influyendo fuertemente en el Archipiélago, cambiando la composición de especies y en algunos casos causando la extinción de especies endémicas. Sin embargo, los procesos evolutivos y ecológicos que tanta notoriedad le han dado a las islas, continúan funcionando. Por consiguiente, las especies continúan cambiando e interactuando formando combinaciones noveles de especies. La belleza de las islas, su valor ecológico, su funcionamiento y las amenidades que el ser humano deriva de ellas continúan presentes y atraen a miles de personas a su entorno. El archipiélago puertorriqueño nada tiene que envidiarle a otros archipiélagos en el Caribe o del mundo entero, y en contraste con estos otros, el de Puerto Rico es nuestro y es primordialmente un recurso no patrimonial que nos pertenece a todos en general y a nadie en particular.

 

Agradecimientos:

Parte de los datos utilizados para este trabajo fueron producidos en colaboración con Para la Naturaleza, una división del Fideicomiso de Conservación. Esta investigación se llevó a cabo en colaboración con la Universidad de Puerto Rico.

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