El TINGLAR
Por: Camilla Feibelman
Quizás no lo sepas, pero en este momento docenas de la tortuga marina más grande del mundo, la tortuga tinglar, están llegando al Corredor Ecológico del Noreste para dejar sus huevos en las arenas rojas de estas playas. Las playas del Corredor, tanto como la tortuga tinglar, están en peligro de extinción y necesitan nuestra ayuda. Puedes aprender más en el Festival del Tinglar, que se celebra todos los años en la Plaza de Recreo de Luquillo. Aquí te damos un adelanto de lo que puedes aprender en el Festival:
Durante el año, las tinglares migran miles de millas debajo del mar buscando aguavivas, su fuente de comida principal. Una tortuga tinglar necesita alrededor de 2,000 aguavivas todos los días para poder sobrevivir. Viajan todo el año, pero entre marzo y julio, las hembras empiezan a buscar las playas donde puedan dejar sus huevos.
Las tortugas tinglares buscan las mismas playas que los y las surfistas ya que necesitan de la fuerza y la energía de las olas para poder salir del agua debido a su gran peso. Utilizan las aletas para halarse playa adentro, donde la arena está seca, para que sus huevos no se inunden con la marea.
Usando sus aletas traseras, las hembras hacen un hueco en la arena, en donde enterrarán sus huevos y donde el calor del sol se encargará de calentarlos. El calor de la arena decide si las tortugas neonatas van a salir hembras o machos. Cuando la arena no tiene mucho calor, los tinglares salen machos, pero si la arena es muy caliente, todas las crías salen hembras.
La hembra tinglar entra en un trance cuando empieza a poner tanto como hasta 100 huevos. Mientras pone los huevos, a la tinglar le salen lágrimas. Según los científicos, las lágrimas son para quitar la sal que se le ha acumulado en el cuerpo, para limpiarse la arena que le cae en los ojos mientras escarba el nido en la playa y para mantener los ojos húmedos.
La tinglar tiene que volver al mar para alimentarse. De hecho, son muy pocos los reptiles que se quedan con sus huevos. Por eso dejan tantos, para que, de ellos, algunos sobrevivan. Esto es diferente a lo que ocurre con los mamíferos, como las personas humanas, que tenemos relativamente pocas crías, pero las cuidamos durante muchos años para asegurarnos que sobrevivan.
Aproximadamente, 52 días después que la tinglar deja los huevos, las tortuguitas salen del nido, pero no es fácil. Las crías neonatas tienen primero que romper elcascarón y salir del huevo, ver como salir del nido y, una vez en la superficie de la arena, empujarse con las aletas lo más rápido posible hacia el mar para evitar que otros animales, como pájaros, jueyes, cangrejos, entre otros, se las vayan a comer.
Por eso es que la mayoría de las veces las tortuguitas salen de los nidos durante las noches, para que la oscuridad las ayude a esconderse de los depredadores. Además, al salir por la noche o bien temprano en la madrugada, evitan el calor del sol, que también las podría matar en caso de tener que permanecer mucho tiempo sobre la arena.
Las tortugas neonatas usan el reflejo del brillo de la luna y las estrellas en el mar como punto de referencia, para saber hacia dónde dirigirse para llegar al océano. Ésa es una de las razones por las cuales no se deben construir edificios u otras estructuras cerca del mar, ya que las luces o focos de los edificios pueden confundir o desorientar tanto a las crías neonatas como a las tinglares adultas, haciéndoles creer que el mar se encuentra en dirección de las bombillas.
Todas estas dificultades hacen que de cada 1000 tortugas neonatas, sólo una, aproximadamente, llega a crecer hasta ser adulta. Como ven, la vida de un o una tinglar no es fácil por naturaleza, pero ahora los seres humanos han introducido muchos factores adversos a ellas que hacen que la vida de estas tortugas sea más difícil.
Para ver cómo puedes ayudar, nos puedes visitar por Internet en la dirección: www.puertorico.sierraclub.org/tinglar y asistir al Festival del Tinglar en la Plaza de Recreo de Luquillo.