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Impacto de la contaminación lumínica en la vida silvestre:

EL CASO DE LAS TORTUGAS MARINAS

Por: Carlos E. Diez

Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de PR, cdiez@drna.gobierno.pr

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El ciclo natural del día y la noche (conocido también como ritmo circadiano) es fundamental para regir comportamientos en la vida silvestre. Algunas de estas conductas son la orientación (atracción y rechazo de la iluminación), la reproducción, la comunicación, la competencia y la depredación. Por ejemplo, las aves migratorias dependen de la luz natural para dirigir su E navegación, pero cientos de miles de aves mueren al chocar con torres o edificios iluminados inadecuadamente. Además, la luz afecta el hábito de aves nocturnas. En los anfibios, para dar otro ejemplo, la iluminación artificial ocasiona trastornos en su ciclo de vida, los expone a depredadores y afecta sus habilidades de reproducción, alimentación y migración. En los mamíferos, afecta a los murciélagos (entre otras especies), pues trastoca su sistema de orientación y altera su hábito de forrajeo. También la iluminación artificial afecta a los insectos, principalmente a los de hábitos nocturnos, evita la polinización de plantas y muchos mueren en masa al ser atraídos por luces artificiales.


Por último, perjudica a los reptiles, como las tortugas marinas, porque ocasiona desorientación en tortugas recién nacidas y adultas durante el proceso de salir a la playa para reproducirse.

En el caso particular de las tortugas marinas, sobre ellas recae posiblemente el efecto más nocivo del impacto de la contaminación lumínica en la vida silvestre, pues estas especies están en peligro crítico de extinción y, por ende, protegidas a un nivel mucho más estricto que otros animales. Además, por PR ser una isla, es común encontrarse con tortugas desorientadas en la playa.

Las tortugas marinas salen a anidar a las playas durante la noche y sus neonatas (tortugas recién nacidas) emergen del nido en horas cuando no hay sol. Las neonatas se mueven al lugar más brillante y abierto, que en condiciones naturales es el mar, alejándose de las sombras. En la playa, las recién nacidas tienen un amplio ángulo para dirigirse, pues hay luz sobre un horizonte ancho, permitiendo que se dirijan hacia el mar a pesar de que existan otros objetos brillantes moviéndose en el horizonte. Las luces artificiales producen una dirección más específica (un campo de luz más reducido) que la iluminación natural de las estrellas y la luna. Normalmente la iluminación artificial de alumbrados en carreteras y áreas urbanas costeras emite una luz de onda corta, a la que son sensibles las tortugas. De esta manera, las tortugas son atraídas por este tipo de onda corta y se desorientan, llegando a lugares como carreteras o alcantarillas, lo que provoca entonces su muerte.

Las hembras adultas que salen a anidar prefieren playas oscuras, aunque en algunas ocasiones no tienen opción y hacen sus nidos en áreas alumbradas artificialmente, como ocurre en las costas de San Juan, Puerto Rico. Estas tortugas que logran anidar exitosamente bajo condiciones de contaminación lumínica, sí confrontan problemas a la hora de retornar al mar, muy similar al caso de las neonatas. En Puerto Rico, hemos documentado varios casos de tortugas marinas adultas desorientadas luego de anidar, como fue un caso en Maunabo con una tortuga tinglar que llegó hasta una cancha de baloncesto que estaba con las luces encendidas (esta cancha esta muy cerca de la playa). En otro caso, al este de PR, una tortuga carey que salió a anidar cayó en una piscina de una complejo turístico, desorientada también por luces artificiales. Hemos documentado muchos más casos con tortugas marinas neonatas (carey y tinglar) en lugares como Ocean Park, Rincón, Vega Baja, Luquillo y otros.


En Puerto Rico, la mayoría de las áreas urbanas están en la costa y, por ende, la contaminación lumínica. Es por eso que la amenaza de las luces artificiales que alumbran nuestras costas durante la noche son una amenaza muy seria contra estos reptiles que llevan siglos utilizando nuestras playas como áreas de reproducción. Actualmente, las zonas más importantes o con mayor número de nidos de tortugas marinas se encuentran en lugares con muy poca contaminación lumínica, evidenciando nuevamente que este es un mal para la especie.


A pesar de que se han radicado algunas denuncias a las personas dueñas de estructuras que están ocasionando desorientaciones a tortugas marinas, bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción del gobierno federal de Estados Unidos, ha sido muy difícil probar a quién le pertenece la iluminaría que ocasionó la contaminación. Por tanto, se espera que con la Ley 218 de Control y Prevención de Contaminación Lumínica del gobierno de Puerto Rico los casos puedan ser atendidos con más premura, pues no hay que esperar a tener una desorientación de tortugas para poder emitir la querella. La mejor medida para evitar la contaminación lumínica en este caso sería eliminar la iluminación durante las temporadas de anidación y eclosión de las diferentes especies de tortugas marinas. Este sería el método más efectivo y más económico, pero poco probable de ejecutar y controlar. Sin embargo, las siguientes estrategias se han utilizado exitosamente para mitigar el efecto de la iluminación artificial y reducir el impacto a las tortugas marinas:

  1. Cubrir, bajar o redirigir las luces. Este método es eficiente, pues evita que el resplandor llegue a la playa.

  2. Cerrar las ventanas, utilizar cortinas durante la noche o alejar las lámparas de las ventanas. Esta medida se recomienda para casas, apartamentos y luces interiores de edificios que quedan muy cerca de la playa.

  3. Utilizar luces amigables para las tortugas marinas (“turtle friendly lights”), las cuales reducen la desorientación de las tortugas neonatas y de las hembras que anidan.

Actualmente, la mejor iluminación disponible que evita la desorientación es la que consiste en vapor de sodio a baja-presión.


Este tipo de iluminación genera una luz bien amarilla (longitud de onda larga) y puede conseguirse fácilmente en los comercios. Por otro lado, existen las luces amarillas conocidas como “bug-light” que pueden ser utilizadas si son dispersadas por el área. Aunque ambos tipos de iluminación (vapor de sodio a baja-presión y “buglights”) son recomendadas, no son 100% a prueba de desorientación pues existen algunas especies de tortugas marinas que son más sensibles que otras (Witherington & Martin, 2000), por lo que se recomienda que sean utilizadas con viseras o que sean dirigidas a un lugar específico para minimizar el resplandor.

El manejo de la iluminación en las playas es una política mucho más realista que prohibir su uso. Lo más importante es evitar o reducir al máximo la iluminación en una playa de anidación. Existe una abundante cantidad de información acerca de este tema en internet, donde se pueden encontrar ejemplos sobre este tipo de iluminación amistosa para las tortugas marinas. Algunos ejemplos se muestran en las fotos subsiguientes. El DRNA recomienda como referencias las siguientes publicaciones vinculadas a este tema:

  • Coastal Roadway Lighting Manual, preparado por Ecological Associates, Inc. para Florida Power and Light Company, que explica en lenguaje sencillo las soluciones a los problemas de iluminación en las costas: http://www.wildhawaii.org/ documents/ lighting_manual.pdf

  • Para empresas manufactureras ver: http://wld.fwc.state.fl.us/seaturtle/ Lighting/Lighting_Resource.htm

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