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Safari Virtual por la Selva Puertorriqueña

Por: Eddie Nelson Laboy-Nieves, PH.D.

Director del Programa Graduado de Ciencias Ambientales Universidad del Turabo

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Los humanos nos identificamos con el mundo animal del cual somos parte integral. La observación de los animales desata distintas sensaciones que pueden variar dependiendo del animal, la cultura, los conocimientos y las circunstancias. Es por ello que los cachorros evocan ternura, las aves la libertad, los tiburones el miedo y las cucarachas el asco.

En Puerto Rico, nuestro mayor contacto con los animales que llamamos silvestres o salvajes acontece a través de la pantalla del celular, de la computadora o del televisor, de una visita al zoológico y de las láminas de libros y revistas. ¿Y qué es lo que observamos? Pues sólo hay que preguntarle a un niño o niña el nombre de los animales salvajes que conoce y, de inmediato, aflora la típica respuesta: tigre, león, elefante, jirafa, panda, canguro, hipopótamo o cebra. ¿Por qué no pueden mencionar un animal de Puerto Rico? Mis explicaciones son simples: (1) porque es muy raro que los integrantes de la selva boricua sean parte del currículo escolar de ciencias y otras materias; (2) porque son muy pocos los documentales de animales de Puerto Rico que se proyectan a través de la programación local; (3) porque no hay muchos peluches de nuestros animales, más bien tallas en madera; y (4) porque hemos perdido paulatinamente nuestro contacto con la naturaleza al tecnificar y urbanizar nuestras vidas. Consecuentemente, este niño o niña pasa a su adultez desconociendo esa fauna que pulula en nuestras casas, escuelas y áreas naturales.


En los últimos años, he dictado charlas ambientales principalmente a estudiantado universitario y a profesionales de la educación. En ellas, ofrezco una prueba diagnóstica visual donde presento fotos y solicito identificar 10 animales de África y luego 10 animales endémicos de Puerto Rico. Todo el mundo, estudiantado y profesorado, queda asombrado cuando demuestro que el 100% de la audiencia puede atinar el nombre de todos los animales africanos, pero apenas un 30% puede acertar los de los animales de Puerto Rico (la higüaca, el coquí y el múcaro). Si ese era el perfil del conocimiento de la fauna endémica en la elite intelectual de las ciencias de PR, entonces, ¿cuál debemos esperar sea el nivel de alfabetización ambiental de nuestro estudiantado escolar y conciudadanía? ¿Cómo, colectivamente, Puerto Rico puede proteger, conservar y defender una fauna que, en términos generales, su gente desconoce? Por eso, aproveché el mismo factor que nos ha estado enajenando de la naturaleza, la tecnología de comunicaciones, particularmente el Internet, para convertirlo en mi aliado a favor del conocimiento de los animales boricuas.

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Como académico y científico ambiental, no podía dejar de reflexionar sobre esta circunstancia, mucho menos permitir la inercia con respecto al asunto. Entonces, en enero de 2012 y con el respaldo de la Fundación Toyota, la Escuela de Ciencias y Tecnología de la Universidad del Turabo y un grupo de personas voluntarias, nació la Videoteca de la Fauna de Puerto Rico (http://YouTube.com /VideotecaFaunaPR). Nos dimos a la tarea de realizar una serie de safaris para capturar en vídeos de alta resolución los animales terrestres, marinos y dulceacuícolas que residen en la Isla, los cuales, tal vez, vemos más no observamos y cuyo nombre con certeza desconocemos.

La Videoteca cuenta con una creciente colección de sobre 230 videoclips, 113,000 visitas de 139 paises, y más de 475 suscribciones. Esta fama de la Videoteca la transformó en un proyecto de largo plazo. Las personas nativas e internacionales que la siguen esperan fielmente el fruto del safari para educarse, divirtirse y concienciarse. Desde entonces, las filmaciones se realizan ininterrumpidamente en escenarios que van desde la casa, la ciudad, la universidad, hasta los bosques, los ríos y las profundidades submarinas.


Tengo la responsabilidad de seleccionar los animales y sus escenarios, y de transportar con seguridad al grupo de estudiantes y a los equipos de filmación. Algunos días los safaris superan las expectativas, dado que la fauna “desfila” ante las cámaras; otras veces, las filmaciones tardan horas sin poder grabar el animal, ya sea porque desaparece del escenario, se incomoda con la presencia humana o las condiciones del tiempo se tornan inclementes (particularmente al realizar tomas submarinas). Editar y unir los fragmentos fílmicos es la parte más artística, pero también la más dolorosa, cuando se tiene que descartar una escena que técnicamente no es reproducible y que es casi imposible volverla a grabar en el campo. Finalmente, tengo que hurgar en mucha información, que sea fidedigna, para redactar una cuña descriptiva que incluya el nombre común en español y en inglés, el nombre científico y datos generales del animal. Todos los cortometrajes (no más de cinco minutos) están categorizados en siete grupos (“playlist”): aves, reptiles, anfibios, mamíferos, animales marinos, animales de agua dulce e invertebrados terrestres.

Es conocido que el estudiantado aumenta su nivel de captación de un contenido cuando es transmitido a través de imágenes, en vez de por medio de texto. Si ese contenido es animado y vívido, entonces la asimilación tiende a ser más efectiva y afectiva al receptor, por lo que fortalece su empatía por el tema. El uso de los videoclips es una herramienta que fomenta la función investigadora a diferentes niveles y en distintas disciplinas. La ventaja del videoclip es que permite a la persona que observa estudiar el objeto temático con mucho detenimiento y repetidas veces, complementar la toma de datos y revisar e indagar en circunstancias no apreciadas a simple vista en un escenario de campo o en un programa televisivo.


La Videoteca procura influir en la voluntad de sus espectadores, aumentando las posibilidades de que en ella encuentren respuestas o que despierten emociones, curiosidad y sensibilidad hacia los animales observados. Es por ello que la elaboración de los videoclips responde a un modelo pedagógico basado en la interpretación ambiental, presentando los contenidos asequibles a toda persona o estudiante, enmarcados en una matriz autodidacta, participativa, creativa, expresiva, a tono con la tecnología y pertinente a la realidad de la fauna de Puerto Rico.

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Aunque este proyecto va dirigido a las personas cibernautas de Puerto Rico y, dado a que el ciberespacio es ilimitado, toda persona de cualquier lugar del planeta que esté interesada en nuestra fauna tiene disponible gratuitamente la Videoteca. El registro de visitantes, el número de suscripciones, la cantidad de comentarios, la internacionalización, y los “likes” en Facebook y YouTube son indicadores del éxito de la Videoteca. Las personas residentes de Puerto Rico son quienes más comentarios hacen sobre las virtudes y beneficios de la colección y expresan su satisfacción por su uso.

La inserción del enlace de la Videoteca en los típicos recintos del saber (instituciones académicas, organizaciones ambientales, agencias gubernamentales, museos, iglesias, hogares y la computadora o celular de cada persona) complementará y apoyará el conocimiento de los animales de Puerto Rico. Consecuentemente, se infiere que aumentará: (1) el número de estudiantes que tomen la iniciativa de desarrollar portales como los de YouTube para exponer sus propios vídeos de los animales o que los donen a la colección de la Videoteca; (2) la inclusión de la Videoteca en el plan de clase de los maestros y maestras tanto de ciencias como de otras disciplinas; (3) la cantidad de proyectos de feria científica y el número de tesis y disertaciones relacionadas con la investigación de la fauna de Puerto Rico; (4) el fortalecimiento del currículo de ciencias biológicas y ambientales; y (5) la participación de líderes de comunidad en reuniones o vistas públicas para discutir proyectos que protejan o que amenacen nuestra fauna y su hábitat.


No tengo la menor duda de que las y los “fans” de la Videoteca van a estar mucho más prestos a proteger, conservar y estudiar la fauna isleña y que la divulgación y el acceso internacional de este recurso exhibirán un crecimiento geométrico. El poder traer la selva boricua al monitor ayudará a la formación de una persona ambientalmente educada y sensible, con la capacidad para percibir, interpretar y ejecutar acciones apropiadas a favor del bienestar de los componentes biológicos y físicos de los ecosistemas naturales. Ese será el efecto multiplicador de la imparable Corriente Verde que fortalecerá nuestra defensa del legado ambiental para el disfrute de las presentes y futuras generaciones del Archipiélago de Puerto Rico.

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