Posible relación entre la formación de ciclones tropicales y las fases de la luna
Por: Dr. Rafael Méndez-Tejeda
Laboratorio de Ciencias Atmosféricas / UPR-Carolina
En Europa, la Astronomía y, con ella, la predicción del tiempo por los métodos tradicionales, desaparecieron de la escena pública entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Como consecuencia de la colonización, este cambio se reflejó en Las Américas y de forma particular en el Caribe. Con el correr del siglo XIX, ya sólo quedaba el ruidoso eco de los almanaques con pronósticos que cada otoño y, sobre todo, cada fin de año, el público ansioso por conocer de antemano el tiempo y el clima del año venidero buscaba.
A finales del siglo XIX, los estados europeos ya se habían hecho cargo del problema de la predicción meteorológica y los diversos observatorios y servicios estaban en marcha aumentando la red de estaciones, lo que permitió el avance de la meteorología. Más tarde, en pleno siglo XX, llegan los grandes avances a los Estados Unidos de Norteamérica. Ocurre con la llegada de los primeros satélites meteorológicos y el desarrollo de las grandes computadoras a finales de 1960, que permitieron la realización de los primeros modelos numéricos aceptables de predicción.
Los almanaques con pronósticos meteorológicos eran leídos y consultados masivamente, pero no constituían el único eco del pasado. Si la humanidad había venido pensando durante miles de años que los sucesos terrestres y, entre ellos, los fenómenos meteorológicos, eran causados por el giro de los cielos sobre nosotros, el cambio radical de cosmovisión que supuso el nacimiento de la ciencia moderna no podía producirse sin arrastrar algo de lo viejo. Las personas se habían orientado en el tiempo anual durante muchísimos siglos mirando las estrellas. En la medicina, se miraba la luna para seguir la evolución de las y los pacientes y determinar su tratamiento. Las personas meteorólogas se limitaban ahora a observar en sus aparatos y anotar los datos que éstos les proporcionaban, pero seguían trabajando junto a astrónomos y astrónomas, ya que eran quienes, además de medir la posición de los astros, habían instalado barómetros y pluviómetros en sus observatorios.
En el siglo XIX, específicamente en 1832, el estadounidense Charles Bristol, publicó un almanaque al que se le conoce hasta nuestros días como Almanaque Bristol. Era usado comúnmente por casi toda la ciudadanía, en especial por agricultores y agricultoras para obtener información del tiempo, el clima, las mareas y las fases lunares, entre otras cosas. En 1972, T. Carpenter, R. Holle y J. Fernández- Partagás publican el artículo titulado “Observed Relationships Between Lunar Tidal Cycles andFormation of Hurricanes and Tropical Storms”. En este análisis, las personas autoras encuentran que en las fases de luna nueva y de luna llena la tendencia a la formación de los fenómenos ciclónicos es mayor que en la fases de cuarto menguante o de cuarto creciente.
Actualmente, la estudiante Angélica M. Betancourt, del Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico, bajo mi tutela, ha reiniciado esta investigación titulada “La relación entre la formación de ciclones tropicales y las fases de la luna” para el periodo 1970- 2010. Este estudio es auspiciado por NASA Space Grant.
Los hallazgos preliminares parecen confirmar las conclusiones de las investigaciones antes mencionadas, permitiendo observar ciertos patrones o tendencias en la formación de los huracanes en el Atlántico y su relación con las fases de luna llena y luna nueva. Este aumento en la formación se observa, tanto en los sistemas ciclónicos en general, como en los huracanes de categorías mayores. El estudio está en progreso, por lo cual requiere continuar su análisis con la verificación de estas tendencias en otros fenómenos climáticos, así como adaptarlo a otras posibles vertientes que surjan en su desarrollo.