Manejo sustentable de materiales como alternativa de política pública
Por: Antonio Ríos Díaz, Biólogo
arios@reciclapr.org
Aunque el Gobierno de Puerto Rico ha establecido diversos planes y estrategias para manejo de los residuos sólidos en Puerto Rico, la realidad es que por décadas se ha realizado de una forma desarticulada e ineficiente. Son varios los factores que han llevado a que esto suceda y podemos analizarlos en un futuro. Por lo pronto, para poder resolver el problema de los residuos sólidos es necesario lograr que las estrategias que se utilicen cumplan con los mayores estándares ambientales. Recomendamos al gobernador, a los alcaldes y alcaldesas y a la legislatura la implantación de un plan que contemple las mejores prácticas y considere cómo estas pueden ser aplicadas en Puerto Rico utilizando la tecnología más moderna que garantice el menor impacto al ambiente.
Actualmente en Puerto Rico, el manejo de los residuos sólidos se enfoca en la disposición final en vertederos, -la mayoría de los cuales no cumple con la reglamentación aplicable-, y, de forma limitada, en el reciclaje. El reciclaje depende, mayormente, de la exportación de los materiales y está sujeto a la oferta y la demanda en los mercados internacionales. Esto ha limitado la expansión de los programas de reciclaje en la Isla y en ocasiones se ha cuestionado el destino final de los materiales recuperados en ellos. Por años, hemos estudiado cómo en países como Suecia, Italia, Australia, estados como California, Texas, Nueva York, Arizona y algunas municipalidades fuera de Puerto Rico se ha logrado potenciar el reciclaje de forma exitosa mediante la creación de mercados de reciclaje y prácticas de manejo sustentable de materiales (MSM), lo cual nos permite analizar y ver el potencial que tenemos para lograr el éxito.
Aunque muchas personas y entidades han indicado que en Puerto Rico existe una emergencia porque es necesario el cierre de instalaciones de disposición final que no han cumplido con la reglamentación federal y estatal que entró en vigor en abril de 1994, difiero de esa apreciación e indico que eso es relativo. A mi entender, para poder atender el problema de manejo y disposición de los residuos sólidos es crítico que se haga de forma inclusiva. Me refiero a que deben participar en el proceso de la solución y de definir la política pública tanto el gobierno central y la legislatura como los municipios. En este proceso es importante tomar en consideración también a la industria y a las comunidades. De esta forma, se puede lograr que se establezca una política pública a largo plazo que garantice transparencia y los mejores intereses del pueblo.
En cuanto a la implantación, recomiendo que se evalúen los errores que han llevado a que el problema persista y no se atienda. El plan que se establezca debe implantarse utilizando los principios de presupuesto base cero, e-gobierno y la tecnología. Sólo de esta forma se logrará justificar cada una de las acciones requeridas respecto a costos, posible financiamiento, potencial establecimiento de Alianzas Público Privadas (APP) y un servicio e implantación más eficiente y costo efectivo. Es importante un proceso de capacitación que permita darles las mejores herramientas sobre las nuevas tendencias a los representantes de gobierno, empezando por quienes asesoran en política pública, hasta las personas que desarrollan legislación y las que tienen la responsabilidad de implantar las estrategias.
La política pública, además de atender el problema de la disposición en el terreno, debe enfocarse en viabilizar la reducción como medida preventiva y el reciclaje como alternativa remediativa. Las estrategias han cambiado en los países de avanzada buscando como una alternativa el manejo sustentable de materiales (MSM). La Agencia de Protección Ambiental Federal (EPA) indica que MSM es un enfoque sistemático para usar y reutilizar materiales de manera más productiva durante todo su ciclo de vida. Representa un cambio en la forma en que nuestra sociedad piensa sobre el uso de los recursos naturales y la protección del medio ambiente. Mediante el MSM se busca reducir la generación y la toxicidad de los materiales y promover mejores prácticas de consumo, re-manufactura, reuso y reciclaje. Mientras sigamos viendo los residuos sólidos como basura y algo sin valor no podremos atender el problema de forma adecuada. En Puerto Rico, tenemos que movernos de la economía lineal (sistemas de relleno sanitarios y recuperación de energía) a una economía circular (re-manufactura y reciclaje).
Un paso positivo ha sido el que se logre aprobar el reglamento de los sistemas de relleno sanitario que se había estado trabajando por varios años. De esta forma se atemperó la reglamentación local para que cumpla con los requerimientos federales y para no perder la delegación por el gobierno federal, garantizando que podamos llevar las instalaciones de disposición de desperdicios sólidos a cumplimiento. Sin embargo, para lograr la economía circular es importante promover la creación de empresas de reciclaje que puedan manufacturar productos de consumo, -añadiéndoles valor a los materiales reciclables recuperados en la Isla-, y exportarlos como productos terminados fuera de Puerto Rico. Además, para viabilizar esto, recomiendo la creación de parques de manejo de materiales reciclables. Esta iniciativa promueve la participación activa del sector privado y del tercer sector en alianza con el gobierno, fomentando nueva inversión de capital externo, a la vez que ofrece oportunidades para la creación, tanto de micro-empresas como de pequeñas y medianas empresas en el sector de manufactura y en el de servicios. Además, promueve el incremento en la tasa de desvío y reciclaje en toda la Isla.
Como estrategia a corto plazo, recomiendo el cierre de forma responsable de las instalaciones de disposición que no cumplen. El cierre debe hacerse de una forma que no promueva una crisis. Sólo lo lograremos dando espació para permitir que aquellas instalaciones en las que sea posible de una forma ambientalmente segura y económicamente viable realicen expansiones laterales. Esto permitirá que se aumente su capacidad de disposición en cumplimiento con la reglamentación vigente en lo que se desarrolla la infraestructura nueva necesaria para transicionar al MSM con prácticas más agresivas de reciclaje.
Un factor crítico y determinante es el factor económico. Esto es importante tomando en consideración la realidad fiscal del gobierno y los municipios. El modelo económico actual no parece ser adecuado ya que los costos operacionales y de disposición son extremadamente altos para el servicio recibido, en el caso de los municipios que disponen en instalaciones que no cumplen. Es importante realizar un análisis que identifique los costos reales para garantizar transparencia y un costo adecuado. Un error que se ha cometido por años es subsidiar el manejo, reciclaje y disposición de los residuos sólidos. Esto no permite identificar los costos reales para poder hacer presupuesto adecuado e implantar programas que permitan servicios de excelencia a la ciudadanía.
Los fondos federales que están disponibles para Puerto Rico se deben utilizar para la creación de nueva infraestructura adecuada que nos ayude a alcanzar las metas establecidas. Puerto Rico cuenta con una infraestructura que no se atempera a la realidad y necesidades actuales. Debido a las limitaciones de diseño y capacidad de las instalaciones existentes, recomiendo utilizarlas de forma transicional en lo que se desarrolla infraestructura nueva. La inversión adecuada de esos fondos redundará en mejores programas de reciclaje y en la creación de empleos verdes.
Por último, es importante señalar que la meta para el desvío y reciclaje de los residuos sólidos que se generan en Puerto Rico es de un sesenta por ciento (60%) para el 2030, según requiere la Ley Núm. 33 de mayo de 2019 conocida como Ley de Mitigación, Adaptación y Resiliencia al Cambio Climático de Puerto Rico. Para cumplir con este requerimiento será necesario atemperar leyes y reglamentos que permitan viabilizar esta meta. Es importante destacar que la materia prima de los productos que utilizamos proviene de la bauxita, de la arena silícea, de derivados del petróleo y de los árboles. La nueva meta nos ayudará a promover medidas que ayuden a reducir el impacto al ambiente, la reducción de uso de recursos no renovables y la reducción de emisión de gases de invernadero.